Cada vez se oyen menos y en muchos pueblos se han perdido. Los campanarios de muchos pueblos han dejado de sonar y para evitarlo la Unesco acaba de declarar como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad la costumbre ancestral de “tocar las campanas”.
Aunque siempre se habla de los campanarios de los pueblos, ciudades como Madrid tienen un claro ejemplo de campanario que redobla las campanas a diario en el barrio de Malasaña.
Sea cuestión de pueblo o de ciudad, lo que hablan los datos es que cada vez menos redoblan sus campanas previa a la misa de 12 o anunciando un difunto. También se utilizaban para anunciar un incendio o para avisar de una boda o un nacimiento.
Con este nombramiento por parte de la Unesco, las autoridades recibirán un empuje financiero para la restauración de campanarios y promover la continuidad de esta costumbre.